Seguí caminando y salí del barrio de Javi, bajé por la cuesta, me paré y giré la cabeza, me quedé mirando el mar en calma, las estrellas, la Luna y oí el sonido relajante del mar. Proseguí caminando, y llegué hasta donde hace bastante rato había estado con Javi, Carlos y Jose, salí de la plaza y dejé aun lado los pisos y las tiendas.
Seguí caminando, y me dirigí hasta las urbanizaciones de pisos y casas.
Me paré delante de una casa, era blanca , con un gran balcón de madera y unas grandes ventanas acompañadas de macetas con regaderas que caen por la pared de abajo hasta el porche.En el porche había una gran mesa de madera con cuatro sillas de madera.
Tube una gran añoranza de mi reino, de mi padre, de Erika y de mi caballo, ``si ellos pudierna ver esta maravilla y la que me queda por ver, seguro que cambiarían de parecer con respecto a los humanos´´
Me acordé de las historias que me contaba mi madre antes de irme a dormir, mi historia favorita era la de una sirena que se enamoraba de un príncipe ellos la titulaban LA SIRENITA.
La casa que tenía ante mis ojos era la casa que utilizaban mis antepasados para poder visitar a los humanos y quedarse allí durante un tiempo, recuerdo como si fuera ayer mismo cuando Erika me contaba la historia de la gran casa blanca.
Me acerqué a la puerta y saqué de una maceta una pequeña llave plateada con dibujos dorados, la metí en la cerradura y le dí la vuelta hasta que oí el característico ``clack´´ . Entré y me quedé a tónita con lo que ví
