Cuando por fin salí de la mansión o mejor dicho de ``esa casa de locos´´ me fui a dar una vuelta por los alrededores no sin antes estar atenta y sin salir de las sombras que me proporcionaban los árboles.
No es que estuviera monísima de la muerte con lo que llevaba pero si que era cómodo y podía moverme bastante bien.
Respecto a lo de patrullar, menos mal que tenía varios ases en la manga sino me parece a mi que no saldría viva de la pelea, si es que los encontraba de una maldita vez.
El paisaje del pueblo iba cambiando, pasando de casa de gente adinerada a casas de gente mas bien pobre, pisos de ladrillos con olor a humedad y cloacas.
No se veía a nadie por la calle salvo algún que otro gato o rata correteando en busca de su cena. En uno de los callejones que separan los pisos, había un pub un tanto tétrico y estaba muy oscuro, más que mi boca.
En su letrero se podía leer PUB INFIERNO y desde fuera podía escuchar música y voces de gente riéndose. El pub se encontraba en lo más oscuro del callejón, empecé a adentrarme y a poner todos mis poderes al máximo, al fondo podía distinguir varias figuras vestidas de negro lanzando risas y con una botella en la mano.
Una vez que estuve más cerca pude distinguir a varios hombres mayores de unos treinta pocos, dos jóvenes de veinticinco años y dos chicas con unos vestidos súper cortos que enseñaban demasiado para mi parecer junto con unos tacones altísimo, a todo esto cada uno de ellos llevaba pircing y tatuajes.
En la puerta había un armario empotrado de hombre musculoso y de piel negra, tenía la apariencia de malas pulgas, cuando me plante delante de el me dirigió una mirada rápida y con esto me dejo entrar.
Al entrar se podía oler a tabaco, alcohol, sudor y otro tipo de olor que no pude distinguir pero que no olía del todo mal. En ese momento se escuchaba la canción de ``la cazadora de Miguel saez´´.
El pub no estaba mal, ya que tenía una gran pista con dos gogos bailando en el centro de la pista encima de una tarima, a los lados había varios sillones y sofás negros de cuero y una barra. La gente parecía pasárselo bien moviendo el cuerpo de un lado a otro y allí estaba él, mi asesino, el que me quiere matar y al que tengo que destruir, Javier.
Se encontraba justo enfrente mía observando a una chica rubia entre toda la multitud, bailando y moviendo las caderas de un lado a otro.
En ese momento, su mirada quedó fijada en mi y le salió una sonrisa en los labios dejando ver sus perfectos dientes.
Empecé a salir de mi escondite de entre las sombras y me bajé la capucha de mi chaqueta para que todo el mundo viera mi rostro.
Empecé a imitar los movimiento de las chicas que estaban bailando y empecé a relajarme, d pronto empecé a sentir la respiración de él justo en mi oreja y sentí como sus manos se posaban en mi cintura y el como empezaba a rozarse en mi. Estuvimos un rato así hasta que cogí uno de los cuchillos que llevaba escondidos en las mangas de mi camiseta, no lo vió venir y se llevó un corte en la mano.
-No te metas en mi camino y dejanos en paz a mi y a mis amigos junto con sus familias
- Vaya, vaya ibas bien preparada pececito, no habrá una próxima vez para que me des un corte como este. La próxima te mataré con mis propias manos a ti , a tu amiga la cambia formas y al que te entrene- después de eso ví como se marchaba entre la gente.